El aumento rondaría alrededor de un peso según los propietarios de estaciones de servicios que advirtieron que esto los pone en una situación crítica, ya que esperaban un reajuste recién en noviembre. Se percibe también una fuerte caída de las ventas.
Antes de que finalice la semana, los estacioneros recibieron la notificación por parte de la empresa comercializadora Energía Sudamericana de que el GNC tendrá un nuevo incremento en agosto debido a que se pagará más caro en boca de pozo. La medida se repetiría en septiembre y se agudizaría aún más en octubre, cuando se estima que finalmente el precio pasará a equiparse con la cotización de la moneda estadounidense.
La Rioja figura entre las cinco provincias donde este tipo de combustible es más costoso. El último incremento se registró a comienzos de este mes, cuando de 15,99 pesos pasó a pagarse 16,99, un peso más que representa casi un 7 por ciento de suba.
En diálogo con Radio Independiente, Daniel Sebastián, propietario de la estación de servicio FX confirmó la información e indicó que los primeros cálculos arrojan “un piso de aumento de 0,25 centavos, a lo que habría que sumar impuestos y los costos de transporte y distribución que corren por cuenta de Ecogas”. Por tanto, todavía no puede darse una cifra precisa. “Los contadores se encuentran trabajando para determinar ese porcentaje”, señaló.
Pero esto no es todo. Lo que más preocupa a los estacioneros es que este sería el inicio de una secuencia de retoques en el marco de un “sinceramiento” de precios que se reiteraría en septiembre y que para octubre directamente se alinearía con el dólar, provocando un fuerte impacto.
“Los estacioneros queremos dejar en claro que para nada estamos de acuerdo con estos aumentos”, sostuvo Sebastián ante este diario. “Nos sorprende porque teníamos entendido que el próximo aumento sería recién en noviembre”. Al explicar los motivos del descontento, el empresario describió la complicada situación que atraviesa el sector: “las ventas siguen cayendo, en La Rioja hace un año y medio el promedio mensual de venta era de 600.000 metros cúbicos, hoy no llegamos a los 580.000”, destacó.
Consultado por quiénes son los principales clientes en las estaciones de GNC, caracterizado por el significativo ahorro que representa frente al desembolso que demandan las naftas, tanto que solía denominarse “el combustible de los pobres”, Sebastián enumeró: “son los taxistas, los remiseros y los fleteros”, es decir, aquellos que trabajan conduciendo y prestan un servicio. “Hoy por hoy, por el alto costo de los equipos, la conversión de automóviles de nafta a gas dejó de ser negocio”, indicó. El mercado está lejos de reactivarse.
“No estamos a favor de que el precio siga creciendo, porque a nosotros no nos queda otra que trasladar esa suba a lo que cobramos a nuestros clientes”, argumentó Sebastián al pedírsele un panorama de la situación y su repercusión en el mantenimiento de las empresas y los puestos de trabajo, “si cada vez se vende menos y los costos son cada vez más, vamos a llegar a un punto que no queremos, que es el comenzar a recortar el personal”, advirtió.
“Por ahora hacemos el esfuerzo, conservamos las fuentes laborales y mantenemos abierto las 24 horas”, afirmó el empresario, no sin dejar entrever que temen que a partir de los tarifazos y la pérdida de rentabilidad, las condiciones se vuelvan insostenibles. En el actual contexto económico se dio un hecho sin precedentes: el cierre de numerosas estaciones de GNC en el país (que fue pionero en Sudamérica y llegó a encabezar el ranking mundial de vehículos adaptados), ello pese a las ventajas ambientales y financieras que representa este combustible.
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