Con el cuidado de los médicos del hospital niños, la niña superó la caída de un portón de más de 100 kilos sobre su cabeza, que le provocó una fractura de cráneo, un paro cardiorrespiratorio y necesitó de dos cirugías. Hubo hasta cadenas de oración. Tras una larga de internación, comenzó su rehabilitación.
En abril del corriente año, la vida de Ludmila cambió para siempre. Un portón de más de 100 kilos cayó sobre su cabeza cuando jugaba en el centro vecinal del barrio Ricardo I y le provocó graves lesiones.
La nena ingresó en estado desesperante tras perder mucha sangre y con una enorme fractura de cráneo al Hospital de la Madre y el Niño, a donde llegó trasladada por un vecino que no esperó la llegada de una ambulancia que como ocurre muchas veces demoraba más de lo debido.
Sus padres pidiendo cadenas de oración y pronósticos que no descartaban el peor final se escuchaban en las radios, pero finalmente hoy todo eso cambio. La atención de médicos, los rezos de la gente y la fuerza de ludmila vencieron todo ello, incluso dos cirugías en su cabecita.
Finalmente ludmila volvió a su casa con sus papás Carlos y Veronica Alba y le espera una larga rehabilitación por delante que incluye hasta volver a caminar normalmente, pero en ese camino va y lo logrará, con el seguimiento de profesionales de manera interdisciplinaria.
“Ludmila hace lo que hacía antes, juega, se acuerda de todo y no le duele nada, las secuelas prácticamente se están yendo todas, duerme, come y habla bien, lo único que le falta es volver a caminar pero está avanzando en las sesiones de fisioterapia, y nosotros la ayudamos en la casa”, dice orgulloso y feliz su papá.
Y cerró con un agradecimiento especial a los profesionales del Hospital de la Madre y el Niño: “los familiares no lo pueden creer, en menos de dos meses ya estaba bien, nosotros estamos muy conformes y agradecidos, y queremos que Ludmila siga siendo atendida en este hospital” agregó.
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