El líder del Cartel de Sinaloa pasará el resto de su vida en una cárcel de máxima seguridad en los Estados Unidos.
La sentencia no fue sorpresa. Nadie esperaba que una persona acusada de traficar 1.213 toneladas de drogas, de matar gente a sangre fría, de enterrar personas vivas y quien llegó a ser el hombre más buscado por Estados Unidos tras la muerte de Osama Bin Laden tuviera otro destino que ir tras las rejas de por vida.
Luego de un juicio que duró tres meses, sin cámaras pero con todos los ingredientes de película de Hollywood, este miércoles un tribunal de Nueva York sentenció al mexicano Joaquín “Chapo” Guzmán a prisión perpetua.
El Chapo, de 62 años y ex jefe del cartel de Sinaloa, es el mayor capo del narcotráfico extraditado y enjuiciado por Estados Unidos.
Durante el juicio, la acusación presentó pruebas de que traficó droga, pero también ordenó la muerte o torturó y mató él mismo a por lo menos 26 personas o grupos de personas, incluidos supuestos informantes, narcos rivales, policías, socios y hasta familiares.
En sus últimas palabras ante el tribunal, antes de escuchar su sentencia, Guzmán dijo al juez Michael Cogan que no tuvo un juicio justo y que falló en investigar profundamente las conductas del jurado, al que consideró parcial. También protestó por las duras condiciones de su actual confinamiento que definió como “cruel e inhumano”.
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