La caída del consumo es más fuerte de lo que se pensaba y ya empieza a golpear en el empleo. El relato de la Nación para legitimar decisiones, el FMI que pide por la subsistencia de las economías familiares, quién está pagando el ajuste y el margen de ganancias de las empresas (tema del que nadie quiere hablar).
En economía todas las afirmaciones taxativas suelen correr el riesgo de chocar con una excepción que derriba la generalización realizada previamente. Sin embargo, se puede afirmar que todo el mundo está ajustando el gasto, que en todas las viviendas riojanas (siempre teniendo en cuenta la realidad económica de cada una) existió en los últimos 60 días una serie de decisiones que tuvieron por objetivo principal disminuir el gasto mensual.
Dejar de salir a comer fuera todos los fines de semana, intentar consumir menos energía, suspender las vacaciones, disminuir la cantidad de días que se compra carne, buscar promociones en los comercios o dejar de mandar los chicos a una escuela de gestión privada. Esa realidad de la micro economía familiar está teniendo su ineludible expresión en datos de la macro economía.
Solamente en los últimos siete días en “Riojavirtual Radio” se informó: 43 despidos en el sector industrial textil de la provincia, el Centro Comercial le propuso al sindicato de empleados de comercio reducir a la mitad las horas de trabajo de sus empleados porque no puede pagar la totalidad de sus salarios y busca con esa medida evitar despidos, las compras en los comercios de la Capital disminuyeron un 35% en enero, las ventas del sector vestimenta cayeron un 40%, las concesionarias riojanas de autos y motos tuvieron uno de los peores eneros de los últimos años y detrás de la paralización de la obra pública la venta de cemento cayó más de un 400% en los corralones riojanos.
En este punto del repaso es importante mencionar que el presidente Javier Milei anticipó explícitamente durante la campaña electoral que su gestión de Gobierno tendría estanflación. Es decir, que viviríamos un proceso en el cual el aumento de los precios de los productos estaría acompañado de un retroceso en la actividad económica.
El problema es que el libertario había prometido que ese ajuste lo pagaría solamente “la casta”. Y no hay que ser un gran sociólogo para comprender que los obreros de la construcción que perdieron su empleo en los últimos tres meses, los empleados de comercio que deberán trabajar menos horas, los comerciantes riojanos que bajaron sus ventas más de un 30% o los docentes que no perciben más el “Incentivo docente” no son parte de “la casta”.
El ajuste está golpeando a las clases trabajadoras y pequeños comerciantes, cuyos integrantes mayoritariamente votaron al líder de la “Libertad Avanza” convencidos que el “no hay plata” se aplicaría a otros, no a ellos.
Para tomar una magnitud del ajuste y a quienes afecta, se debe prestar atención a las afirmaciones de la número dos del Fondo Monetario Internacional, Gita Gopinath, durante su reciente visita al país.
“Es esencial realizar esfuerzos sostenidos para apoyar a los segmentos vulnerables de la población y preservar el valor real de la asistencia social y las pensiones, así como garantizar que la carga del ajuste no caiga desproporcionadamente en las familias trabajadoras”, indicó.
El FMI está pidiendo al Gobierno nacional que morigere el ajuste a los trabajadores, algo que jamás había ocurrido con un Gobierno argentino desde que el organismo internacional comenzó su intervención en la economía nacional a finales de la década del ’50 del siglo pasado.
Y aquí también surge otro punto: los márgenes de ganancias de las empresas. Es un tema tabú en la economía argentina pero que en algún momento se debe discutir. Cualquier vaivén negativo de la economía se traslada automáticamente a precios, salarios y despidos en un muy breve plazo. Sin embargo, en los momentos de crecimiento económico del país la ecuación económica no es inversamente proporcional para favorecer a trabajadores y consumidores.
Los países más capitalistas del mundo regulan las tasas de ganancias y discuten los porcentajes de rentabilidad como una forma de equilibrar el funcionamiento del sistema. El Estado no solamente debe aparecer como el “socio bobo de las pérdidas” a través de los pedidos de asistencia cuando la cosa se pone mal (llamesé REPRO, ATP, subsidios energéticos o cualquier otra forma de aporte estatal a las empresas).
Llega un punto en el cual el debate deja de ser económico y se traslada al ámbito de lo político.
A pesar de que el concepto fue vilipendiado en algún momento de los últimos años durante las gestiones kirchneristas, todo Gobierno debe tener un relato. Es decir, toda administración necesita contar con un discurso que marque su mirada sobre la realidad y que le permita construir su contrato de legitimidad con la comunidad, y por ende buscar con ese relato el respaldo que espera de la sociedad.
Esta semana en “CNN Radio” el diputado nacional riojano y presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, expresó claramente ese planteo por parte de la “Libertad Avanza”.
“Soy un convencido que esto es temporal, que estamos sincerando la economía, toda la basura estaba escondida debajo de la alfombra y la estamos mostrando y exhibiendo, sabemos quiénes son los culpables de todo esto. Vamos a retomar un camino de crecimiento, no será fácil, llevará tiempo, es una situación 100% heredada. La gente con tal de no volver a ver la cara a los mismos de siempre está dispuesta a bancarse lo que se bancó siempre y un poco más también, porque sabe que esta vez va a valer la pena”, indicó.
Si se toma como referencia la última encuesta de “Zuban Córdoba” se podría decir que ya no existe un escenario de tercios como antes de las PASO de agosto del 2023, sino que en la sociedad hoy se presentan dos sectores y dos miradas contra puestas sobre lo que está pasando.
Uno de esos espacios sociales cree que las medidas del Gobierno provocan un impacto negativo pero son necesarias para salir adelante. Hablan de un proceso en “V”, caer hasta tocar un punto en el cual comenzará la recuperación.
Otros estamos convencidos que la economía tenía problemas, pero la gestión que comenzó el 10 de diciembre profundizó los inconvenientes ya existentes y generó algunos nuevos como la brutal caída del consumo y la generación de un crecimiento de la tasa de desempleo.
El fracaso de la administración del “Frente de Todos” determinó que la oposición no tenga hoy un líder a nivel nacional legitimado mayoritariamente y que unifique la contraposición al relato libertario.
Todo indica que hoy el principal rival político de Javier Milei es su propio Gobierno, inclusive más que la alternativa de una opción opositora. El enfrentamiento de las últimas horas en redes sociales con los gobernadores o la polémica con artistas como “Lali” exponen un poco de esa situación.
El relato libertario choca con las condiciones reales de vida de los argentinos. Porque en un punto todos estamos de acuerdo en algo: hoy vivimos peor que hace 60 días.
Y entonces la gran pregunta: ¿Hasta dónde pueden seguir tensando la cuerda? La respuesta es la que definirá lo que se viene.
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