La primera final de la Copa Libertadores terminó igualada en dos. Ábila y Benedetto anotaron para el Xeneize y Pratto e Izquierdoz, en contra, lo hicieron para el Millo.
Fue una previa interminable. Cuando Boca selló su pase a la final de la Copa Libertadores ante Palmeiras, el fútbol argentino y sudamericano se paralizaron en vistas de lo que sería el gran superclásico copero frente a River. El primer duelo, disputado en La Bombonera, estuvo sin dudas a la altura de lo que se juegan, ni más ni menos que ser el campeón de América.
Cuando empezó a rodas la pelota y en los primeros minutos el Millonario fue superior. Se plantó bien. Fue buena la ejecución de la idea de buscar a Lucas Pratto para la descarga en las dos alas (Martínez y Palacios). Así, antes de los 15 minutos el conjunto de Marcelo Gallardo tuvo tres chances claras para romper el cero.
Los locales, por su parte, no encontraban el fútbol y para colmo antes de la mitad de la etapa inicial perdieron a Pavón, quien padeció una molestia muscular en la pierna izquierda y fue reemplazado por Benedetto. Y el pipa le cambió la cara al equipo.
Cuando se jugaban 34 minutos, Ramón Ábila desairó un defensor, remató fuerte al cuerpo de Armani y en el rebote le dobló las manos al arquero.
Pero el gol y la alegria Xeneize duró menos de un minuto y medio. Ese fue el tiempo que le llevó a Pratto igualar en uno, con un remate cruzado tras una insólita rápida. El empate fue un balde de agua fria para los del Mellizo y el Pity casi convierte el segundo, pero otra vez apareció Rossi, a esta altura la figura de la cancha.
Ya se terminaba la primera parte, cuando Boca dijo presente nuevamente: Villa ejecutó un tiro libre frontal, el Pipa sacó provecho de la tibia marca de Borré y cabeceó al gol.
En el complemento los de la Ribera empezaron más fino. Sin embargo, el gol fue de River. Otra vez el que parecía más cerca del festejo pasaba a sufrir. Pero ahora el empate fue por intermedio de Izquierdoz, en contra, tras un muy buen centro del Pity. Apenas iban 15 minutos y unos minutos antes ya Nacho Fernández había ingresado por Martínez Quarta.
Ya con el 2-2 el duelo se tornó más luchado en la mitad, el visitante replegó un poco las líneas y los locales, aunque tuvieron más la pelota y carecieron casi siempre de profundidad.
Tobar dio el pitazo final con la sensación de que el empate le sentó mejor a River, por haber sido visitante, por tener ahora la chance de definir en el Monumental y porque estuvo dos veces abajo. Pero con Boca todo puede pasar.
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