El Gobierno ya trabaja en lo que será la nueva estructura para la segunda gestión de Quintela. El nuevo rol de Minería y la relación con los municipios. ¿Regresa Pedrali? ¿Influirá el resultado electoral nacional en el nuevo armado provincial?
Dentro del Gobierno provincial hay un paradigma compartido desde Ricardo Quintela para abajo por todos sus funcionarios: «Los nombres son más importantes que los cargos en sí mismos, porque la persona es la que define el perfil de la función mucho más que lo dicho por el organigrama».
Esa idea parece ser ratificada por cómo funcionaron en estos primeros cuatro años varios integrantes del gabinete provincial. Algunos fueron mucho más que lo explicitado en el nombre de su función y otros terminaron quedando silenciados por su propia inacción más allá de la pompa que el título de su despacho decía.
En ese sentido, la próxima gestión arranca el 10 de diciembre con una primera certeza: Armando Molina dejará de ser el secretario general de la gobernación y se transformará en el intendente de la Capital.
A lo largo de los gobiernos de la democracia, el cargo que ocupó Molina durante estos cuatro años siempre tuvo dos perfiles bien opuestos: algunos de los dirigentes que lo gestionaron fueron secretarios generales limitados a lo técnico de los decretos que debía firmar el mandatario provincial de turno y otros ejercieron un rol más político, como operadores de su jefe en diferentes ámbitos.
Está claro que Armando Molina perteneció al segundo grupo y que su salida del gabinete implica un lugar a cubrir con una doble implicancia: su rol político/institucional en la primera gestión y también ser desde hace varias décadas el principal operador del espacio que llevó a Quintela a la gobernación.
En ese sentido, el Gobernador tendrá que tomar una decisión central. Buscar un secretario o secretaria general que cumpla un rol similar al de Molina o apostar a un perfil técnico. En caso de optar por la segunda posibilidad, el gabinete tendrá que tener vuelo político y armado de la “rosca” en otros funcionarios.
Todos en Casa de Gobierno tienen claro que se vienen cuatro años totalmente diferentes a la gestión iniciada en 2019.
En primer lugar por la posibilidad de tener en “Casa Rosada” una administración de otro color político y por el otro lado, porque Quintela ya no tendrá reelección y se deberá coordinar con los sectores del Justicialismo de otra manera, teniendo claro que la gran discusión llegará en el 2027.
Directamente vinculado con estos dos ejes, dos áreas serán potenciadas en la estructura ministerial que se viene: minería y la relación con los municipios.
En el caso de la minería el Gobierno quiere comenzar a contar en el corto plazo con los beneficios económicos que la exploración y posterior explotación del Litio pueden producir, pensando en una cierta autonomía de la llegada de recursos nacionales (que imaginan más escasos).
Hay varios nombres circulando, pero más allá de las personas que finalmente sean designadas, una decisión está tomada: La Rioja debe lograr cierta certeza financiera de la mano de las regalías mineras y por eso el “oro blanco” es clave en la agenda política/económica de lo que se viene en los próximos cuatro años.
El otro aspecto que se buscará potenciar será la relación con las comunas del interior. En este aspecto, la administración provincial quiere una mayor llegada y de manera directa a los departamentos. Y aquí vuelve a aparecer el almanaque político: tener una llegada sin intermediarios pensando en la discusión que se vendrá por la sucesión dentro el propio peronismo.
Por otra parte, desde hace varios meses está instalado un rumor: el regreso de Gabriela Pedrali a la Provincia.
La ex ministra de Desarrollo Social y actual diputada nacional es una figura clave del armado político del sector, pero además el Gobernador quedó especialmente conforme por su trabajo en la cartera que le tocó conducir en el peor momento de la pandemia.
El regreso de Pedrali no será en la misma cartera que condujo hasta diciembre de 2021, sino que el objetivo es sumar más gestión y más política en los próximos cuatro años. En caso de retornar a la administración provincial, el lugar de la actual legisladora nacional sería cubierto por la gremialista docente Claudia Allegri o puede tomar licencia en el Congreso.
Uno de los funcionarios que se menciona en las idas y vueltas que se vienen en el gabinete provincial y consultado por este texto, fue bastante elocuente: «Te estás apurando demasiado, faltan dos o tres elecciones, todo indica que serían tres por la segunda vuelta. Pretender saber cómo será el próximo gabinete hoy es no entender la importancia que tiene para la Provincia quién ocupará el sillón de Rivadavia».
¿Entonces? Quizás este texto es apresurado, porque entre agosto y noviembre pasarán tantas cosas y habrá tantos movimientos políticos, que el próximo gabinete provincial hoy es solamente una especulación. Para que sea una realidad todavía falta que votemos varias veces y los votos valen más que las especulaciones.
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