Se vienen las cenas del 24 y del 31 y con ellas vuelve una situación dramática para las personas con autismo y sus familias. La neuropediatra Rocío Álamo alertó sobre el impacto de la pirotecnia sonora y pidió a la comunidad tomar conciencia de la situación y evitar su uso.

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Cada fin de año, con la llegada de las Fiestas, mientras todos se preparan para compartir con otros la celebración, lo que es un festejo anhelado para la mayoría, para muchas otras personas se transforma en un momento muy difícil y complicado de sobrellevar.

Es que las personas que tienen una particular sensibilidad a los estímulos sensoriales, como quienes sufren del Trastorno del Espectro Autista (TEA), viven estos momentos de manera dramática y, con ello, también sus familias. Y esta situación es particularmente complicada en el caso de las infancias con autismo.

En particular en esta época vuelve a ponerse en agenda la situación de quienes tienen trastorno del espectro autista, una condición que a la mayoría de ellos -aunque no a todos- los hace particularmente sensibles a los sonidos y viven la situación como un peligro real hacia su propio cuerpo.

Rocio Álamo, neuropediatra dialogó con Riojavirtual Radio sobre el impacto que la pirotecnia ruidosa tiene para las personas con autismo y en particular para las infancias con esta condición.

«Esta es una época muy sensible para tratar estos temas porque hoy la pirotecnia sonora se sigue usando muchísimo. Esto no solo afecta a niños con autismo sino también a niños con otros trastornos del desarrollo como discapacidad intelectual, déficit de atención. Son personas que en esta época sufren por el uso de pirotecnia y la hipersensibilidad auditiva que suelen asociarse a esos trastornos», afirmó.

La especialista agregó que, si bien hay pirotecnia de bajo impacto sonoro, ésta también afecta a las personas que padecen este tipo de trastornos. «Hay pirotecnia que produce menos impacto, menor ruido, pero no es que no lo produce, por eso hay que concientizar a la gente. Para nosotros puede ser un ruido menor pero para estas personas que tienen una dificultad sensorial se percibe como un dolor, está mucho más aumentada la percepción auditiva que en otras personas neurotípicas», explicó.

En este punto, Álamo sostuvo que al usar pirotecnia sonora «algo que puede pensarse que es una celebración termina siendo algo muy difícil de sobrellevar». «Algunos chicos tienen crisis de angustia, de ansiedad, de llanto, hay ocasiones en que estos niños salen corriendo y esto puede ser muy peligroso», alertó.

La neuropediatra explicó que ante el uso de pirotecnia sonora «el ruido es percibido no como un ruido en si mismo sino como una señal de peligro y entonces se liberan todos los neurotransmisores que nos ponen en alarma, deja de ser un ruido y es un peligro real, el cuerpo lo vive como tal». «Además, el hecho de que sea un ruido impredecible, sorpresivo también colabora a esta sensación de incomodidad, de dolor y de malestar», agregó.

Álamo destacó que ante esas situaciones que se producen en las fiestas de fin de año, muchas familias buscan anticipar a los niños sobre qué es lo que va a suceder, contar que a determinada hora habrá más ruidos, o bien buscan aislarse en el momento de mayor ruido, estar en un lugar más protegido de los sonidos fuertes.

«Es muy importante que todos entendamos cómo se vive esta situación. Si bien la pirotecnia se usa a modo de celebración y como tradición, esas tradiciones pueden ir cambiando, adecuándose a formas más amables para compartir entre todos y en comunidad», completó.

Rocío Álamo es una profesional que tiene fuerte presencia en redes sociales y se le puede realizar consultas escribiendo en su cuenta de instagram: https://www.instagram.com/drarocioalamo?igsh=MXRodXQ2M29jbTJkYw%3D%3D

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