El psicopedagogo Santiago Sánchez alertó sobre el efecto que tiene el uso excesivo de pantallas en la salud de las infancias. El impacto a nivel cognitivo y conductual; y el déficit de atención como principal consecuencia. Las vías para reducir el uso de dispositivos.

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Vivimos en un mundo donde todo pasa y se resuelve por medio de pantallas. Ya no es solo el esparcimiento que provee una plataforma de streaming que ofrece series o películas o el uso de redes sociales para distraerse sino que hoy las pantallas nos resuelven aspectos cotidianos de la vida diaria tales como trámites, compra de ropa, herramientas, algún electrodoméstico o de lo que uno necesite.

En este contexto, hoy criar a las infancias es todo un desafío para los papás y mamás de estas nuevas generaciones.

Santiago Sánchez es psicopedagogo, trabaja en el Centro Aprendiendo y alertó sobre el impacto en la salud que el uso excesivo de pantallas puede tener en las infancias.

«El uso excesivo de las pantallas puede influenciar en diferentes niveles tanto a niños como a adultos, en especial a nivel cognitivo, conductual y de concentración. También pueden producir obesidad debido al sedentarismo que genera estar tanto tiempo frente a la pantalla. Además pueden provocar baja autoestima porque por las redes sociales se consumen estereotipos inalcanzables que muchas veces son diseñados por filtros; y a su vez afectan el sueño y el descanso de las personas», advirtió Sánchez en Riojavirtual Radio.

Es especialista dijo que es clave evitar que en las infancias se genere un acostumbramiento a las pantallas. «Acá hay que tener en cuenta que pantallas es todo, no solo el teléfono celular sino también el televisor», acotó.

Sánchez señaló que, en casos de infancias que ya estén acostumbrados a un uso excesivo de pantallas, lo recomendable es empezar a fraccionar el uso para así generar luego una reducción del consumo de pantallas.

«Si el niño ya está acostumbrado al uso de pantallas se recomienda ir reduciendo ese uso excesivo o fraccionar su uso, media hora a la mañana, media hora a la siesta , media hora al a noche por ejemplo. Hay que fraccionar el consumo y de a poco ir reduciéndolo. Porque sacarlo de golpe no es bueno ya que implica un desorden en la conducta de un niño que ya está acostumbrado», indicó.

Además, el psicopedagogo también aconsejó a papás y mamás estar muy atentos con el contenido de lo que un niño consume mediante pantallas. «Hay que controlar no solo la cantidad de horas del niño frente a una pantalla sino también el contenido de lo que consume. Hay juegos o videos que contienen violencia física y en ocasiones los niños pueden replicar eso», alertó.

Sánchez afirmó que uno de los principales efectos del consumo excesivo de pantallas es el déficit de atención y concentración que provoca en las infancias. «Esto lleva a que esos niños tengan periodos más cortos de atención. Hoy se considera que los trastornos de déficit de atención se deben al exceso del consumo de pantallas», mencionó.

El profesional recomendó que, en el caso de niños de 7 a 10 años, el uso adecuado de pantallas debe ser solo de una a dos horas por día. Además, dijo que se recomienda darle a los hijos un teléfono celular recién a partir de los 14 años.

«A esto también hay que trabajarlo en el entorno de la familia, buscar la forma de organizarse y que los padres eviten usar su teléfono delante de un niño al que se le dice que no le pueden dar un teléfono», aconsejó.

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