Emblema de Estudiantes de La Plata y ex DT de la Selección Argentina a la cual llevó hasta la final del mundo en 2014, falleció a los 66 años.
Este martes 8 de diciembre, poco después del mediodía, falleció Alejandro Sabella. A los 66 años, se fue el entrenador que llevó a la Selección al subcampeonato en el Mundial de Brasil y que se transformó en un ícono para los hinchas de Estudiantes a causa de un virus intrahospitalario que complicó su cuadro de cardiopatía aguda.
Si hay una coincidencia general en el ambiente del fútbol es que Sabella, de una zurda exquisita como jugador hasta haberse acercado demasiado al título mundial con la selección argentina antes de caer en el alargue ante Alemania en Brasil 2014 como entrenador, es alguien muy respetado por sus actos a lo largo del tiempo, y tratando siempre de mantener un bajo perfil.
Nacido el 5 de noviembre de 1954 en Buenos Aires, con origen de clase media (padre ingeniero agrónomo y madre maestra de escuela), reconoce que nunca tuvo que trabajar y que pudo dedicarse a estudiar y llegó hasta segundo año de Abogacía en la Universidad de Buenos Aires (UBA) cuando su ingreso al profesionalismo en el fútbol le quitó tiempo para continuar.
Sin haberlo conocido demasiado, la muerte de Diego Maradona lo movilizó de una manera especial, según relataron sus propios familiares, y el día de su velatorio debió ser trasladado para chequeos exhaustivos a una clínica del barrio de Belgrano, en Buenos Aires.
“Tuve poca relación con él. Nos enfrentamos en un River-Argentinos Juniors y también compartimos un par de entrenamientos con la Selección. La primera vez que practiqué con él fue un bajón. Me volví a mi casa totalmente deprimido, pensando que yo no sabía jugar al fútbol. Un tiempo después, cuando Diego le metió los dos goles a los ingleses y escuché a (Jorge) Valdano, me sentí identificado cuando contó que Maradona le dijo que mientras eludía ingleses lo miraba de reojo y dijo ‘encima de la jugada que se mandó tuvo tiempo para mirarme’. Y yo sentí algo parecido. Me veía practicar a mí y Diego era de otro planeta. La última vez que lo vi fue cuando vino al country a hablar con Sebastián (Verón). Me saludó y charlamos unos minutos”, le contó al periodista Diego Borinsky.
Con la certeza de que “nunca dirigiría a Gimnasia ni a Boca”, encontró un adjetivo para Messi: “Inmessionante”.
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