El presidente sostuvo que «hicimos una mala elección» Primaria y dijo que los obliga «a redoblar esfuerzos» de cara al 27 de octubre. Mauricio Macri quedó al borde de perder en primera vuelta en las elecciones generales.
En un clima de conmoción por la magnitud del resultado, el presidente Mauricio Macri reconoció la derrota: «Hicimos una mala elección», dijo. Y prometió que a partir de mañana redoblará los esfuerzos.
«Reconociendo que hemos tenido una mala elección y eso nos obliga a partir de mañana a redoblar los esfuerzos para que en octubre logremos los apoyos para continuar con el cambio», dijo el Presidente.
Macri sostuvo que «en octubre se van a definir, tal vez, los próximos 30 años de la Argentina. Escuchamos a la gente, creemos en la democracia y en la expresión de la gente, y el nivel de dificultades que hemos tenido en estos últimos años ha llevado a que haya mucha angustia, mucha duda, pero estoy acá para ayudarlos, amo a este país«.
Y agregó: «Es muy importante que sigamos dialogando en este país y explicarle al mundo qué queremos, porque aislados no tenemos futuro, tenemos que ser parte del mundo. Si no tenemos un mensaje claro para que nos ayuden, va a ser difícil construir ese país que queremos».
El Presidente no felicitó a los ganadores en ningún momento y de alguna manera cargó las responsabilidades sobre los votantes: «Duele que hoy no hayamos tenido todo el apoyo que esperábamos, mañana seguiremos trabajando. A dormir y a empezar a trabajar desde mañana», cerró.
La profunda derrota de Juntos para el Cambió impactó a Macri, Marcos Peña, Jaime Durán Barba, María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta, que esperaban un triunfo del Frente de Todos en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), pero no de la magnitud de los datos provisorios que aún no se dieron a conocer oficialmente.
Acorde a la información revelada a Infobae, la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner estaría derrotando a Macri-Miguel Ángel Pichetto por una diferencia amplísima: 44,5 a 31 por ciento con el 50 por ciento de los votos escrutados.
Estos números no son definitivos y podrían ser peores. Explicaron en el Correo Argentino que la diferencia de 44,3 a 31 por ciento solo incluye un 8 por ciento de las mesas pertenecientes a la provincia de Buenos Aires. Y si se toma la Matanza -un distrito clave en el conurbano bonaerense-la diferencia se extiende desde 62 por ciento frente al 25 por ciento en respaldo del Frente de Todos.
A las seis de la tarde, cuando empezaron a llegar las primeras «mesas testigos», el panorama ya a aparecía complicado para Juntos por el Cambio. Sin embargo, la situación se hizo difícil de remontar cuando los fiscales partidarios que trabajaban en la Primera y Tercera Sección electoral informaban que «había una ola» a favor de Fernández-Fernández de Kirchner.
En este contexto, Macri decidió quedarse en la quinta de Olivos hasta tener la información precisa sobre los resultados provisorios de las PASO. Marcos Peña chateaba con el Presidente y recibía la información que enviaba Rogelio Frigerio, ministro del Interior, desde la sede Barracas del Correo Central.
Cuando las cifras aparecieron como definitivas, Macri decidió salir de Olivos y enfrentar su derrota electoral. Acordó con Peña que reconocería la derrota, que elogiaría la elección de Horacio Rodríguez Larreta y que agradecería el esfuerzo realizado por María Eugenia Vidal, que fue derrotada sin atenuantes por Axel Kicillof.
La derrota en las PASO pone en crisis la hegemonía de poder de Peña y abre la puerta a una avalancha de cuestionamientos políticos y estratégicos contra el jefe de Gabinete. Peña no quiso desdoblar los comicios nacionales para permitir que Vidal pudiera competir contra Kicillof sin el contrapeso de Macri -por su fuerte caída en la imagen positiva- y a continuación se negó a aceptar que la gobernadora fuera con «lista corta» y sumara a la cabeza una eventual fórmula presidencial encabezada por Sergio Massa.
Estas decisiones de Peña, avaladas por Macri, no sólo implicaron un distanciamiento con Vidal y Rodríguez Larreta, sino que además significaron la pérdida de importantes operadores políticos que conocen los artilugios necesarios para sumar votos y permanecer en el poder.
Así fue como Emilio Monzó, titular de la Cámara de Diputados, y Alfredo Cornejo, líder de la Unión Cívica Radical (UCR), fueron raleados de la toma de decisiones por su apelación constante a la «negociación política» con otros espacios partidarios que podrían haber sumado los votos necesarios para acercar distancias con el Frente de Todos.
Tras el reconocimiento de la derrota, Macri aconsejó irse a dormir. El presidente regresó a Olivos y empezó a considerar un cambio de gabinete nacional. Hablará con Peña, consultara a sus socios políticos Carrió y Cornejo, y se sentará a solas con Vidal y Rodríguez Larreta. Después avanzará pensando en las elecciones de octubre. Si hay cambio de ministros, será sin anestesia.
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