Ya enviaron sus nuevas listas en octubre a cadenas como Chango Más, Vea y Carrefour. Por ejemplo, Molinos subió sus productos un promedio de 10%, al igual que Sancor, Arcor y la Serenísima. Sus argumentos.
A pesar de que durante los próximos tres meses la recesión económica será aún más profunda y seguirán cayendo las ventas, las principales empresas alimenticias del país siguen retocando el precio de sus productos.
De hecho, ya se ha tornado una costumbre que sucede todos los meses, una realidad que es esperada casi sin sorpresas por supermercados e hipermercados, grandes cadenas de retail y por el resto de los comercios. Incluso los propios consumidores están, a esta altura, prevenidos.
El último retoque había sido a principios de septiembre. Entonces, -por ejemplo- Molinos, la compañía de la familia Perez Companc, subió sus valores un 10% en promedio debido a la presión ejercida por la cotización del dólar, que por esos días se ubicaba alrededor de los $35. También lo hicieron Arcor, Mastellone, SanCor, Mondelez y ottras grandes firmas del sector.
Las subas de entonces también estuvieron motorizadas por el valor internacional del trigo, que aumentó casi un 13% producto de la preocupación que existe en Estados Unidos por el futuro de sus cultivos y ante una menor previsión de cosecha en Rusia. El impacto provocó incrementos en los valores de las marcas de Molinos y no solamente en los productos derivados del cereal, como son las pastas.
La misma estrategia había sido aplicada por el resto de los grandes grupos de este sector, con listas atadas a la evolución del dólar y de los costos.
En octubre, la historia se vuelve a repetir. En este caso, con un incremento de entre el 10% y el 15% que es liderado por las alimenticias de mayor relevancia en el mercado local: Arcor, Mondelez, Mastellone, SanCor, entre otras. En el caso de Molinos todavía no se decide a retocar sus valores.
Se trata igualmente de empresas que desde que se potenció la devaluación, en mayo pasado, no han dejado de modificar los precios de su mercadería argumentando la necesidad de hacerlo para mitigar el impacto que en sus cuentas tienen los también constantes incrementos de costos.
Ni siquiera el escenario recesivo, que promete profundizarse hasta diciembre y continuar, por lo menos, durante los primeros meses del 2019, actúa como barrera que permita contener las remarcaciones.
De hecho, se trata de un sector que en la actualidad opera con una capacidad ociosa del 40%, que perdió alrededor de 7.000 puestos de trabajo en lo que va del año y en el que la gran parte de las empresas viene operando con fuertes pérdidas en sus balances.
“No hay forma de que no traslademos algo de nuestros mayores costos a los precios, ni siquiera teniendo en cuenta que vendemos menos”, argumentan desde una de las empresas alimenticias que compite en el segmento de las líderes y que habitualmente pica en punta a la hora de aplicar los aumentos de precios. El ejecutivo coincide con otros de sus colegas, quienes reconocen que, a pesar del escenario recesivo, tendrán que seguir aumentando precios.
Para argumentar esta decisión, estiman que a valores constantes, los precios actuales de los productos se ubican en torno a un dólar de $28 y no a los $40 de la cotización actual.
“Esto muestra que se vienen meses en los cuales tendremos que seguir asumiendo pérdidas. No podemos aumentar mucho más debido a que no hay ventas y, sin embargo, tampoco podemos incrementar en menor medida porque habría que despedir personal”, se sincera otro alto ejecutivo del sector.
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