Las entidades administradoras de tarjetas de crédito deben informar una serie de datos sobre el consumo que realizan los usuarios, sin importar el mont, a la Administración Federal de Ingresos Públicos. Pormenores.
La tarjeta de crédito es uno de los principales instrumentos que utilizan los argentinos para adelantar consumo presente, permitiendo así que las principales necesidades básicas en pesos (o hasta en dólares) se puedan financiar en el tiempo, aunque esto implique altos costos para satisfacer la demanda, ya sea de bienes o servicios.
Las compras en pesos a través de este medio de pago crecieron 9,7% en noviembre respecto a octubre pasado, con lo que registraron su primera suba real desde junio de 2022, en un contexto en el que la aparición de promociones digitales y la compra de televisores por la cercanía al Mundial de fútbol impulsaron el uso de los plásticos, según un informe elaborado por First Capital Group en base a datos del Banco Central (BCRA).
Mientras que en lo que respecta al acumulado del último año, el crecimiento de las tarjetas de crédito fue de 68,1% en noviembre, un porcentaje que no alcanza a superar el nivel de inflación de los últimos 12 meses, estimado en torno al 90%. Lo informó el portal de economía Iprofesional.
En este contexto de consumo, las entidades administradoras del sistema de tarjetas de crédito tienen que informar a la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) todos los consumos emitidos con la tarjeta de crédito.
De esta manera, deberán dar a conocer a la entidad dirigida por Carlos Daniel Castagneto una serie de datos del usuario sobre cada consumo, entre los que se incluye apellido y nombres, razón social o denominación; tipo y número de documento; número de tarjeta y Clave Única de Identificación Tributaria de la entidad financiera emisora.
Además, debe informar el monto de la operación de cada uno de los consumos realizados por el titular de la respectiva tarjeta de crédito y/o de compra en el país y en el exterior y el modo de pago; y la misma información de titulares adicionales y beneficiarios de extensiones de las tarjetas de crédito y de compra emitidas en el país.
También tiene que brindar información sobre vendedores, locadores y/o prestadores de servicios adheridos a sistemas de tarjeta de crédito en el que se haya realizado la operación y, en caso de que la compra sea en el exterior, deberá sumar Identificación del país, monto de la operación en moneda extranjera y en pesos, nombre del comercio y código de rubro, entre otras cosas.
Las referidas entidades suministrarán mensualmente, respecto de cada mes calendario, esta información a la AFIP.
Junto con la inflación, también se elevaron sensiblemente los costos para financiar los consumos con las tarjetas de crédito. Si una persona decide comprar en un comercio en 12 cuotas, el costo financiero total será del 185% en promedio. Claramente, muy lejos de la inflación. Pero sobre todo muy lejos de la evolución de su salario.
El «Ahora 12» no se salva. Muy distinto a lo que ocurría hace más de una década, cuando fue creado, el sistema del «Ahora 12» ya no significa comprar a 0% de interés.
El costo financiero, tras la última actualización, ya subió al 95% anual, en línea con la inflación de los últimos 12 meses. También con las mejoras salariales. Pero ya no es «gratuito», lógicamente.
Una cosa es habilitar un subsidio cuando la inflación anual es del 20% o 25%, y otra muy diferente cuando salta al 100%, como muy probablemente terminará este año.
Está claro que estas subas de los costos tendrán impacto en el nivel de consumo por una doble vía. Por la pérdida del poder adquisitivo de los salarios, que inevitablemente pierden contra semejante suba de los precios, y porque las cuotas también ya quedan cada vez más lejos de lo que un asalariado puede abonar.
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